miércoles, 12 de septiembre de 2007

ALTIPAMPA

Páramo gélido, por paja brava tachonado;
infinita planicie de luenga presencia,
se erige con majestuosa magnificencia
sobre los valles, con aire atrevido y elevado

En las faldas de los imponentes colosos de roca,
los cactus yerguen sus verdes siluetas
y cual finas y delgadas hebras esbeltas,
con sus púas, rompen el viento que aloca

Y como si poco fuera, altura semejante,
más altas todavía se levantan las montañas;
sobre cuyas irregulares crestas níveas y extrañas,
asoma tímidamente la cabeza, el sol radiante

Es el despertar de la zona árida y pelada;
hombre, llama y lagarto su espalda aposta
al círculo ígneo, que a muchísima costa,
calienta la tierra que la noche dejó casi helada

En esa vasta inmensidad, fuera del viento,
la vida parece no emitir sonido ninguno;
pues, no habrá niño ni hombre alguno,
que no haya experimentado tal sentimiento

Mas ese su silencio, en grave craquelaje,
es roto alguna vez por el lamento de una quena,
que hábilmente desgrana las notas de la pena,
que siente y llora la tristeza del paisaje

Clima duro, este clima que siempre perdura;
parece que la piel de color bronce lo tiñera,
como si su pigmento del cobre lo extrajera
y que agrieta y lacera, hasta la mano más dura

No hay comentarios: