Entre el amargo placer y la dulce agonía
el corazón se me dividió en dos mitades,
la razón nadó en el mar de dos verdades
y dos estrellas fueron la luz del alma mía
Amar la madurez y por otro la lozanía,
será como sobrevivir a dos tempestades;
vil enfermedad es tomar dos voluntades,
la fiebre primero quema, luego nos enfría
La candente braza del fogón del Hades,
que bien sabiendo o aunque nada se sabía,
te incinera muy justa y con nada la evades
La dicha de jugar al engaño nunca varía,
la bóveda del secreto y de las intimidades
se abrirá cual si experto ladrón la abriría
lunes, 10 de septiembre de 2007
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