viernes, 9 de noviembre de 2007

EL POETA Y LA RIMA

No es cosa fácil hacer uso de la rima,
fuera de pasarle muy buena pulidora,
no tiene que notarse la crema limpiadora,
y debe ser precisa y consonante encima.

Imaginemos como ejemplo la palabra bendición...
¿La rimamos con perdición?... ¡Muy raro!
¿Con detención?... ¡Vaya, esto suena a paro!
Mejor busquemos otra, para salir de la maldición...

Probemos con algo más sencillo, como flor...
¿Con calor?... encaja muy mal por cierto.
¿Loor?... no, esto todavía es más incierto...
¡Ya voy sintiendo en la cabeza algo de dolor!

¿Y qué me dicen de cigarrillo y cuchillo?
La trama tendría que girar en torno a un asesino,
que habiendo matado, en su maléfico destino,
con una mueca de placer, fume su breve pitillo.

Veamos que resulta de razón con corazón...
Salvo que alguien ame con el cerebro...
Y de manera inversa, es como si un obrero,
le dicte la agenda a su jefe panzón.

Tratemos ahora con guante y amante...
Bueno esto ya tiene mejor sentido;
sobre todo si en su lar, un esposo consentido,
halla la prenda de tan distinguido visitante

Finalmente, y para dejarnos ya de divagar,
el problema no radica en la chúcara rima;
digamos mejor que lo que el poeta estima,
es el numen que en el poema se debe regar.

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