viernes, 9 de noviembre de 2007

LA RAZÓN DEL MATRIMONIO

Mi querido amigo,
si usted se siente aludido,
y quién sabe, hasta herido,
no se enoje conmigo...

Pues ésta es la historia
extractada allí en la calle
y talvez usted halle
algo de esto en sus memoria

Una linda mujer y un hombre
sentados en una banca,
a la luz de una luna blanca,
repiten mutuamente su nombre

Ella tierna y candorosa;
él se cree conquistador,
imberbe todavía, pero matador,
regala a su pareja una rosa

Tiempo después, es un hecho,
su tierno e inocente amor,
se plasma con mucho calor
entre las sábanas de un lecho

Algunos meses y viene en camino
el producto de su unión.
Ella quiere sagrada comunión
y a él, esto le interesa un comino

Él todavía tiene que estudiar,
ella le pide como hombre cumplir,
porque dentro de poco va a parir,
y el problema hay que remediar

¡Pobre niño! No está preparado
para semejante responsabilidad,
pues, por un momento de liviandad,
su mundo se ha derrumbado

Asustado, su cabeza pone a rascar
y ante tan tremendo lío,
grita enfurecido: “¡No es mío!”
“¡Ve a su padre a buscar”

Finalmente, el fallo ha sido dado
y con la sentencia hay que cumplir,
y sin pensar en el porvenir,
el matrimonio se ha celebrado

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