Dedicado a los consuetudinarios jugadores del cubilete,
en que los días Viernes por la noche
se convierten en geniales solteros…
Viernes de alcohol, viernes para gozar;
fin de semana buscando nuevas alegrías;
de dos en dos llegarán las botellas frías
para atontar mentes y los vasos rebozar
Poco a poco el boliche ha de colmarse
de charlas vanas e intrascendentes;
como aquellas que evocan damas ausentes
que antaño eran tan dignas de amarse
O cuentos de aventura de patética ficción,
cuyo personaje central, ya algo risueño,
del ambiente se hace aburrido dueño,
causando bostezo más que reflexión
Es la hora del cuero y los dados;
en pares los equipos se van armando;
entre poker y escaleras irán amontonando
aquellos palos que serán vasos tomados
No se sabe quién gana en realidad,
fin de semana buscando nuevas alegrías;
de dos en dos llegarán las botellas frías
para atontar mentes y los vasos rebozar
Poco a poco el boliche ha de colmarse
de charlas vanas e intrascendentes;
como aquellas que evocan damas ausentes
que antaño eran tan dignas de amarse
O cuentos de aventura de patética ficción,
cuyo personaje central, ya algo risueño,
del ambiente se hace aburrido dueño,
causando bostezo más que reflexión
Es la hora del cuero y los dados;
en pares los equipos se van armando;
entre poker y escaleras irán amontonando
aquellos palos que serán vasos tomados
No se sabe quién gana en realidad,
aquél que más palos ha juntado
o aquél que más vasos se ha empinado,
en este jueguito de rara barbaridad
Si piensan que cinco cubos numerados
pondrá en la vida condimento diferente,
habrá que estar en verdad demente;
porque sólo conseguiremos estar mareados
Viernes… aquellos días ya instituidos,
donde los dados del azar mágico,
pueden convertir lo alegre en trágico,
y los valores, en actos prostituidos
Con el pretexto de los huesos y el cubilete,
el límite es burda y claramente desbordado;
porque en cada una de las caras del dado,
se mueve oculto un ebrio y loco estilete
¿Qué si lo viví? ¡Sí y en modo extremo!
Hasta donde se confunde la realidad
con el infierno en que raya la temeridad;
pondrá en la vida condimento diferente,
habrá que estar en verdad demente;
porque sólo conseguiremos estar mareados
Viernes… aquellos días ya instituidos,
donde los dados del azar mágico,
pueden convertir lo alegre en trágico,
y los valores, en actos prostituidos
Con el pretexto de los huesos y el cubilete,
el límite es burda y claramente desbordado;
porque en cada una de las caras del dado,
se mueve oculto un ebrio y loco estilete
¿Qué si lo viví? ¡Sí y en modo extremo!
Hasta donde se confunde la realidad
con el infierno en que raya la temeridad;
pues, dados y trago, no gobierna el Supremo
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