viernes, 22 de mayo de 2009

LA TRAICIÓN DE AQUILES

Si el famoso Aquiles, aquí referido,
cree que mis versos son mal merecidos,
que tenga a bien levantar el guante
o que en su fea faz, bien se los chante


Ruin rata de cloaca fétida y oscura;
cuando en calles arrastrabas tu miseria
como indigente vulgar y mendigo de feria,
hubo gente que te tendió su mano pura

Y de a poco, ya con salario en mano,
creíste ser mejor siendo sólo basura;
pues las bestias no conocen de mesura
que sólo es privativa del ser humano

Cuando te veo destilar veneno y caca
por esa tu baba de insecto de suburbio,
parece que en tu sexo hay algo turbio,
porque cual perra, gimes como maraca

Tu intelecto de comadre de conventillo
tiene tanta pobreza que no se da cuenta
que los homosexuales no son afrenta,
ya que inútil es que tengan propio brillo

Cuánta risa y pena me causa tu nombre
que tus pobres padres te lo mal pusieron;
pues en triste versión burlesca te lo dieron;
porque para ser héroe, primero se es hombre

La debilidad del gran Aquiles fue el talón;
la tuya se encuentra fiera en el cerebro,
no es que tenga gozo y menos lo celebro;
pero actúas como triste marioneta de salón

Tienes dos ascuas sucias y feas por ojos
que no ven en otro, la bondad ni la valía…
Jamás tendrás amigos que te den su alegría;
tu negra conciencia renguea como los cojos

Y en esto de las gracias de corte griego,
nunca faltó el sucio y vil traidor cochino;
hasta en Roma, César tuvo por asesino
a un Bruto, que como tú estaba ciego…

Los tipos de tu ralea tienen suerte echada;
pues no faltará de Antonio y Octavio el fuego,
que en Filipos de tu conciencia te rodeen luego,
y cual negro alacrán, te infieras suicida estocada

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