viernes, 28 de agosto de 2009

¿PARA QUÉ NACEMOS?

Existen penas tan fuertes,
que parecen ser el Apocalipsis del alma.
Tan espantosas e insufribles,
como aquel irracional miedo
ante la visita ulterior de la Parca;
esa sombra negra que espero con apremio
y que a muchos espanta.

El seno de los gusanos,
es el único reinado
donde el monarca del olvido,
es el somnífero, la droga y el placebo
de la falsa alegría de vivir.
La fosa es el único agente natural
y la meta fiel, que con su abrigo térreo
de eternidad frígida,
será el último eslabón de la cadena de la vida.

¡Cómo envidio aquellos seres
que prematuros, alcanzan esta meta,
sin la conciencia plena
del malgasto de sus existencias
en el viaje absurdo que transita desde la luz
a la terminal de las tinieblas!

Si hay algo que en realidad valga la pena,
es el ansia cierta que desespera y envejece,
aguardando aquél día
en que el sepulturero cubra,
con mortaja de tierra,
la lúgubre tapa de nuestro féretro.

La existencia es aquel árbol
que siendo leño seco,
y arrojado en los fogones del olvido,
alimenta el fuego en que hierven iras,
penas y desconsuelos de la vida,
para terminar lentamente en cenizas
que el viento las iza en el aire
esparciéndolas, finalmente,
en la divina atmósfera de la nada.

¿Para qué nacemos?